En
el siglo XVIII el mundo sufrió un cambio tan grande que marcaría una nueva
pauta en la historia, la revolución industrial. Los niveles de producción se
incrementaron como nunca antes gracias a la automatización. Sin embargo el
proletariado vio esto como una amenaza a su forma de vida, el hecho de que las
máquinas suplantaran al hombre.
Fue
una inquietud que perduro por bastante tiempo, pero que se fue atenuando hasta
reducirse a un mínimo y llegar a una aceptación favorable. La gente empezó a
permitir que la tecnología se filtrara en su vida cotidiana y hoy día es fácil
notar esta conexión diaria con la tecnología. No obstante, los avances
tecnológicos que hoy en día han causado más impacto son el desarrollo de los
robots.
Lo
más curioso es que la ciencia ficción fue de hecho una gran fuente de
inspiración para los científicos que, gracias a la evolución de la tecnología,
pudieron desarrollar diversos modelos. Un robot es una entidad mecánica
artificial compuesta por una programación específica (su parte digital) y un
sistema mecánico (la parte que interactúa con el exterior) con el fin de
completar una tarea específica. Androides, robots industriales, robots médicos,
robots militares, robots móviles, inteligencia artificial son solo unos
ejemplos.
El
árbol genealógico
Si
quisiéramos encontrar el origen de los robots nos sorprenderíamos debido a que
estos inician con una obra de teatro. La palabra “robot”, del
checo robota, significa “labor
forzada o servidumbre” y al traducirse al inglés se convirtió en robot. Fue acuñada por Joseph Capek para
designar a las máquinas trabajadoras o serviles, y utilizada por su hermano
Karel Capek en su obra teatral "Los Robots Universales de Rossum" en
1920.
Luego
viene la influencia de Isaac Asimov y sus historias de ciencia ficción. Su
visión de un mundo futurista con completa influencia de los robots fue una gran
pauta. Gracias a su cuento “Circulo Vicioso (1942)” se originaron las tres
leyes de la robótica en las que según Asimov los robots deben de estar regidos.
1.
Un robot no puede actuar contra un ser humano o, mediante su inacción, permitir
que un ser humano sufra daños.
2.
Un robot debe de obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, salvo que
estén en conflictos con la primera ley.
3.
Un robot debe proteger su propia existencia, a no ser que esto entre en
conflicto con las dos primeras leyes.
En 1950, Alan Turing propuso el experimento “Test de Turing” para intentar desarrollar
una máquina “inteligente“. Su objetivo era lograr que una maquina pudiese tener
una conversación con un ser humano hasta crear la incógnita de si en realidad
se estuviera hablando con otro ser humano y no una máquina. Así mismo propuso
que se debería simular una mente infantil para que esta pudiese ser sometida a
un proceso de aprendizaje. Debido a esto, Turing es considerado el padre de la
Inteligencia Artificial.
Seis
años después, el mundo vio el nacimiento del primer robot autómata programable Unimate. Desarrollado por George Devol y
Joseph Engelberger en 1956 para llevar acabo tediosas y repetitivas operaciones
con la rapidez y eficacia de 10 hombres juntos. En 1961 fue implementado por
General Motors para la fundición por inyección. Diseñado con los principios de
control numérico y transmisión hidráulica, poseía una memoria de 200
movimientos y era capaz de levantar hasta 500 libras.
Engelberger firmó acuerdos con Japón en 1968 para la construcción
de robots tipo Unimate. El gran crecimiento de la robótica en Japón formo la
primera asociación robótica del mundo, la Asociación de Robótica Industrial de
Japón (JIRA) en 1972.
Todos estos han sido grandes logros y avances para el
mundo, pero sin duda hay uno que ha causado particular impacto en la sociedad. Hace
miles de años la Tierra vio nacer al primer hombre, pero apenas hace 6 años el
hombre vio el nacimiento del primer androide. Los androides son aquellos robots
que asemejan la apariencia y comportamiento humano. Androide viene de los
sufijos griegos “andros” (hombre) y “eidos” (especie), refiriéndose así a la
“especie del hombre”. El primer
androide fue el Repliee R1 hecho a semejanza de una niña de 5 años;
desarrollado por el profesor Hiroshi Ishiguro de la Universidad de Osaka. Posee
9 grados de movilidad distribuido entre los ojos, cejas, boca y cuello. El
cuerpo está recubierto de silicona flexible en vez de plástico sólido, debajo
de la cual están 4 sensores de alta sensibilidad.

En
el 2006, el profesor Ishiguro sorprendió al mundo con el robot Geminoid H1-1.
El geminoid es un androide que asemeja con increíble exactitud la apariencia
humana. Del griego “gemini” que
significa gemelo, el profesor Ishiguro literalmente creó a su propio gemelo; esto
con el fin de entender, e incluso recrear, “la esencia humana”.
El Geminoid
H1-1 es capaz interactuar y comunicarse con otras personas. Fue hecho con un
molde de silicona del cuerpo mismo del profesor. Para la cabellera, el profesor
dio parte de su propio cabello. El movimiento es controlado por una consola
externa. Sin embargo para darle un efecto de “realismo humano”, para aquellos
movimientos inconscientes como la respiración o el parpadeo, le fueron
implantados cientos de micro actuadores para recrear dicho efecto. El resultado
final creó maravilla e incertidumbre al mundo.
¿Sí
o No?
Los
androides, en mayor escala los geminoids, han causado un gran debate con
respecto a si es correcto el tratar de asemejar la apariencia y esencia humana.
El miedo a crear una máquina que pudiese tener las capacidades humanas e
incluso pudiese superar las mismas ha hecho pensar que sería preferible evitar esas
investigaciones. El miedo de que se llegue al punto donde las creaciones
superen y reemplacen al creador han sido motivos de debate. Lo que nos debemos
cuestionar es ¿por qué es que nos ha costado aceptar los avances robóticos, si
son solo una expresión más del intelecto y la creatividad humana?
Dr.
David Hanson, fundador y director Hanson Robotics, Texas comenta: “Yo creo que los investigadores deben
estudiar tan profundo como se pueda… Los
seres humanos son inteligentes, hermosos, compasivos, capaces de dar y recibir
amor; entonces ¿no deberíamos aspirar a desarrollar robots que asemejen al
hombre de esta manera? ¿No queremos crear robots con capacidades tan maravillosas
como el amor o el ingenio?”
Muchos
científicos concuerdan con este pensamiento, sin embargo el impacto que los
robots causan con respecto a las personas hizo que los científicos estudiaran
este específico fenómeno.
En
1970, Masahiro Mori propuso la teoría del “Uncanny
Valley” para explicar el por qué los seres humanos tenemos un sentimiento
de rechazo hacia ciertos aspectos de la robótica, y en específico a aquellos
que replican al hombre y su comportamiento.
En
la gráfica se analiza que hay una aceptación favorable y luego hay una decaída
que eventualmente se vuelve a elevar. Esto es debido a que uno puede aceptar
una imagen estática semejante al ser humano, pero entre más cercano sea al ser
humano, se espera que tenga un comportamiento similar. Los robots que tienen
parecido a una persona asombran en una primera impresión, pero al interactuar
con ellos y ver que su comportamiento no es fiel replica a la imagen, es cuando
empezamos a sentir un rechazo natural.
Sin
embargo no hay muchos estudios con respecto a este fenómeno. Tratar de entender
el proceso psicológico para definir si este efecto tiene validez al momento de
desarrollar un robot es la meta del profesor Ishiguro y el profesor Henrik
Scharfe de la universidad de Dinamarca. A pesar de esto, muchos científicos
encuentran que es necesario romper esta barrera para poder llegar a un nuevo escalón
en los avances de la robótica.
Debemos
sorprendernos, dado que la robótica es una de las ciencias más recientes que se
han desarrollado en los últimos años y sin embargo han logrado cambios y éxitos
significativos. Si seguimos en esta colina arriba con respecto al estudio de la
misma llegaremos a la sociedad de la que la ciencia ficción ha hablado por
tanto tiempo.