lunes, 5 de septiembre de 2011

Génesis Digital


En el siglo XVIII el mundo sufrió un cambio tan grande que marcaría una nueva pauta en la historia, la revolución industrial. Los niveles de producción se incrementaron como nunca antes gracias a la automatización. Sin embargo el proletariado vio esto como una amenaza a su forma de vida, el hecho de que las máquinas suplantaran al hombre.

Fue una inquietud que perduro por bastante tiempo, pero que se fue atenuando hasta reducirse a un mínimo y llegar a una aceptación favorable. La gente empezó a permitir que la tecnología se filtrara en su vida cotidiana y hoy día es fácil notar esta conexión diaria con la tecnología. No obstante, los avances tecnológicos que hoy en día han causado más impacto son el desarrollo de los robots.

Lo más curioso es que la ciencia ficción fue de hecho una gran fuente de inspiración para los científicos que, gracias a la evolución de la tecnología, pudieron desarrollar diversos modelos. Un robot es una entidad mecánica artificial compuesta por una programación específica (su parte digital) y un sistema mecánico (la parte que interactúa con el exterior) con el fin de completar una tarea específica. Androides, robots industriales, robots médicos, robots militares, robots móviles, inteligencia artificial son solo unos ejemplos.

El árbol genealógico

Si quisiéramos encontrar el origen de los robots nos sorprenderíamos debido a que estos inician con una obra de teatro. La palabra “robot”, del checo robota, significa “labor forzada o servidumbre” y al traducirse al inglés se convirtió en robot. Fue acuñada por Joseph Capek para designar a las máquinas trabajadoras o serviles, y utilizada por su hermano Karel Capek en su obra teatral "Los Robots Universales de Rossum" en 1920.

Luego viene la influencia de Isaac Asimov y sus historias de ciencia ficción. Su visión de un mundo futurista con completa influencia de los robots fue una gran pauta. Gracias a su cuento “Circulo Vicioso (1942)” se originaron las tres leyes de la robótica en las que según Asimov los robots deben de estar regidos.

1. Un robot no puede actuar contra un ser humano o, mediante su inacción, permitir que un ser humano sufra daños.

2. Un robot debe de obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, salvo que estén en conflictos con la primera ley.

3. Un robot debe proteger su propia existencia, a no ser que esto entre en conflicto con las dos primeras leyes.

En 1950, Alan Turing propuso el experimento “Test de Turing” para intentar desarrollar una máquina “inteligente“. Su objetivo era lograr que una maquina pudiese tener una conversación con un ser humano hasta crear la incógnita de si en realidad se estuviera hablando con otro ser humano y no una máquina. Así mismo propuso que se debería simular una mente infantil para que esta pudiese ser sometida a un proceso de aprendizaje. Debido a esto, Turing es considerado el padre de la Inteligencia Artificial.

Seis años después, el mundo vio el nacimiento del primer robot autómata programable Unimate. Desarrollado por George Devol y Joseph Engelberger en 1956 para llevar acabo tediosas y repetitivas operaciones con la rapidez y eficacia de 10 hombres juntos. En 1961 fue implementado por General Motors para la fundición por inyección. Diseñado con los principios de control numérico y transmisión hidráulica, poseía una memoria de 200 movimientos y era capaz de levantar hasta 500 libras.

Engelberger firmó acuerdos con Japón en 1968 para la construcción de robots tipo Unimate. El gran crecimiento de la robótica en Japón formo la primera asociación robótica del mundo, la Asociación de Robótica Industrial de Japón (JIRA) en 1972.

Todos estos han sido grandes logros y avances para el mundo, pero sin duda hay uno que ha causado particular impacto en la sociedad. Hace miles de años la Tierra vio nacer al primer hombre, pero apenas hace 6 años el hombre vio el nacimiento del primer androide. Los androides son aquellos robots que asemejan la apariencia y comportamiento humano. Androide viene de los sufijos griegos “andros” (hombre) y “eidos” (especie), refiriéndose así a la “especie del hombre”. El primer androide fue el Repliee R1 hecho a semejanza de una niña de 5 años; desarrollado por el profesor Hiroshi Ishiguro de la Universidad de Osaka. Posee 9 grados de movilidad distribuido entre los ojos, cejas, boca y cuello. El cuerpo está recubierto de silicona flexible en vez de plástico sólido, debajo de la cual están 4 sensores de alta sensibilidad.

En el 2006, el profesor Ishiguro sorprendió al mundo con el robot Geminoid H1-1. El geminoid es un androide que asemeja con increíble exactitud la apariencia humana. Del griego “gemini” que significa gemelo, el profesor Ishiguro literalmente creó a su propio gemelo; esto con el fin de entender, e incluso recrear, “la esencia humana”.

El Geminoid H1-1 es capaz interactuar y comunicarse con otras personas. Fue hecho con un molde de silicona del cuerpo mismo del profesor. Para la cabellera, el profesor dio parte de su propio cabello. El movimiento es controlado por una consola externa. Sin embargo para darle un efecto de “realismo humano”, para aquellos movimientos inconscientes como la respiración o el parpadeo, le fueron implantados cientos de micro actuadores para recrear dicho efecto. El resultado final creó maravilla e incertidumbre al mundo.

¿Sí o No?

Los androides, en mayor escala los geminoids, han causado un gran debate con respecto a si es correcto el tratar de asemejar la apariencia y esencia humana. El miedo a crear una máquina que pudiese tener las capacidades humanas e incluso pudiese superar las mismas ha hecho pensar que sería preferible evitar esas investigaciones. El miedo de que se llegue al punto donde las creaciones superen y reemplacen al creador han sido motivos de debate. Lo que nos debemos cuestionar es ¿por qué es que nos ha costado aceptar los avances robóticos, si son solo una expresión más del intelecto y la creatividad humana?

Dr. David Hanson, fundador y director Hanson Robotics, Texas comenta: “Yo creo que los investigadores deben estudiar tan profundo como se pueda…  Los seres humanos son inteligentes, hermosos, compasivos, capaces de dar y recibir amor; entonces ¿no deberíamos aspirar a desarrollar robots que asemejen al hombre de esta manera? ¿No queremos crear robots con capacidades tan maravillosas como el amor o el ingenio?”

Muchos científicos concuerdan con este pensamiento, sin embargo el impacto que los robots causan con respecto a las personas hizo que los científicos estudiaran este específico fenómeno.

En 1970, Masahiro Mori propuso la teoría del “Uncanny Valley” para explicar el por qué los seres humanos tenemos un sentimiento de rechazo hacia ciertos aspectos de la robótica, y en específico a aquellos que replican al hombre y su comportamiento.

En la gráfica se analiza que hay una aceptación favorable y luego hay una decaída que eventualmente se vuelve a elevar. Esto es debido a que uno puede aceptar una imagen estática semejante al ser humano, pero entre más cercano sea al ser humano, se espera que tenga un comportamiento similar. Los robots que tienen parecido a una persona asombran en una primera impresión, pero al interactuar con ellos y ver que su comportamiento no es fiel replica a la imagen, es cuando empezamos a sentir un rechazo natural.

Sin embargo no hay muchos estudios con respecto a este fenómeno. Tratar de entender el proceso psicológico para definir si este efecto tiene validez al momento de desarrollar un robot es la meta del profesor Ishiguro y el profesor Henrik Scharfe de la universidad de Dinamarca. A pesar de esto, muchos científicos encuentran que es necesario romper esta barrera para poder llegar a un nuevo escalón en los avances de la robótica.

Debemos sorprendernos, dado que la robótica es una de las ciencias más recientes que se han desarrollado en los últimos años y sin embargo han logrado cambios y éxitos significativos. Si seguimos en esta colina arriba con respecto al estudio de la misma llegaremos a la sociedad de la que la ciencia ficción ha hablado por tanto tiempo.



1 comentario:

  1. Investiga si en Puebla hay escuelas o grupos de alumnos que han construido un robot, ya sea por la escuela o por diversión.

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