Hay veces en las que se cree en un estereotipo
negativo de los mexicanos. Pensar que somos flojos o que lo que hacemos es al
chingadaso y mal hecho. Pero, cuando uno llega a encontrarse con este tipo de
ideas, es muy fácil anularlas. Un ejemplo de desarrollo tecnológico es la prótesis
biónica de Luis Bravo.
Luis Armando Bravo Castillo, egresado del Politécnico
Nacional, desarrollo una prótesis biónica del brazo.
De hecho, su patente ya está reconocida por Organización
Mundial de la Propiedad Intelectual con sede en Suiza y ha podido confrontarse
contra las competencias extranjeras. Su prótesis tiene un costo de entre 5,000
a 10,000 dólares, mientras que la competencia está entre 20,000 a 30,000 dólares.
La prótesis se controla mediante terminales mioeléctricas
que registran los pulsos eléctricos cerebrales para poderlos interpretar como
movimiento en la prótesis. Además, tiene un peso entre 750 gramos y 1.2 kilos, más
ligera que una mano natural, lo que facilita el periodo de adaptación del
paciente, que inclusive llegan a movimientos finos. La prótesis es alimentada
por una fuente de poder de ion-litio, el cual incluye un registro del nivel de
energía para saber si es necesaria una recarga.
Su ligereza y precio se deben a que los materiales
principales son fáciles de encontrar en el mercado mexicano, nylon, aluminio y
fibra de carbono; además de una reducción en los tamaños de los componentes y
mecanismos. Y este significativo ahorro de dinero hace que sea más accesible
para las personas de los sectores bajos de México poder disponer de una
prótesis. De hecho se está buscando que se les pueda dar apoyo de
financiamiento a las personas de bajos recursos para que les sea posible
pagarla.
Es un orgullo ¿o no? El hecho de que tengamos científicos
mexicanos que estén a la par de los científicos de primer mundo y de hecho
hasta puedan superar las expectativas básicas.