Curiosamente se oye en México la misma obra teatral con
respecto a la tecnología desde hace tiempo. Vemos las escenas para complacer a
la gente, desbocando emoción y pasión en el drama, ¿y al final? “El resto es
solo silencio.” Tratamos de llegar a un nivel igual que el de los países primer
mundistas, pero no se le pone la suficiente atención a los puntos que lograron
que dichas naciones sean lo que son; educación y tecnología.
La revolución tecnológica que se vive requiere que todos los
países se focalicen al desarrollo de la misma. En todos lados la vemos, desde
la típica cafetera en la chamba, los videojuegos para echar la hueva un rato,
el carraso nuevo para presumir a los cuates y conquistar, etc, etc, etc.
Siempre lo podemos ver; pero, lo que se le invierte, ¿es realmente suficiente?
Imagínense, un niño que le pone empeño a sus estudios y se
esfuerza en todas sus materias para poder sacar una buena nota en su boleta. Y
ahora otro niño que ni estudia ni trabaja y quiere tener la misma nota que su
compañero. ¿Es posible?
Para ejemplificar, los estudios en la biónica, que están tomando
importante lugar en el mundo de la salud y la tecnología, ha sido un tanto
ignorado en México. Es importante señalar, hay estudios, y de hecho estudios
que podrían hasta superar los de primer mundo; pero por la falta de recursos a
dicha área científica, no se puede desarrollar su verdadero potencial. Es como
querer comprar un lamborghini y correrlo solo a 60 km/hr. ¿No sería lo mejor tener este vehículo y
correrlo dentro de la carretera y que explote todo su potencial?
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